dilluns, 22 d’agost del 2011

Felicidad a la carta.

 Soy yo mismo pero no lo mismo, a cada instante me acojo, me quiero y me perdono. No presto atención ni al pasado ni al futuro en sus aspectos negativos cargados de miedos, inseguridad y preocupación que constituyen el tiempo psicológico, ese gran embaucador. Focalizo mi atención, sin tensión, en el tiempo del reloj; ese artilugio que produce de forma permanente nuevos instantes, con nuevas oportunidades cada hoy, y que me regala la vida en cualquier aquí donde me encuentre y en el ahora en que piense, sienta y actúe. Tengo un proyecto de vida, un porqué alentador que me motiva y le da sentido a mi existencia. Sé que con mis palabras puedo construir o destruir; euforizar o desalentar y deprimir. Por eso hablaré siempre con palabras de aliento, positivas y esperanzadoras. Me engancho de buen grado a la vida que me toca vivir en cada instante, aceptando con serenidad y sin resistencia sus luces y sombras, sus buenos y malos momentos, sus dichas y pesares. Aprenderé a dejar de crear más dolor en mi presente y a disolver el que me llegue desde el pasado, simplemente acéptandolo y observándolo como un sentimiento negativo, pero que no forma parte de mí. A fuerza de aceptar y observar sin emitir juicios la preocupación, el dolor, el miedo y la angustia que me invaden, y sentirlos como sentimientos que no forman parte de mí, han ido perdiendo fuerza hasta haber desaparecido por completo. Haré una valoración positiva, también de cualquier desgracia, para reinterpretarlo domo experiencia y lección de vida aprovechable y enriquecedora. Recurro a diario al sentido del humor, especialmente cuando alguien o algo está a punto de hacerme estallar y perder el control de mi misma. Tengo bien presente que la felicidad, el bienestar y el gozo me los proporciona más el camino que la meta en si.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada