dimarts, 20 de setembre del 2011
Necesito no ser tan gilipollas y saber lo que en realidad me conviene, necesito entender mis prioridades y saber hacer lo que debo hacer con ellos, necesito sentir ese cariño que parpadea a ratos, necesito escuchar una voz que me diga hacia donde debo ir. Quiero tener delante un papel escrito diciendo lo que debo de hacer, y en qué preciso momento debo de hacerlo. Así las cosas serían mucho más fáciles, no cometeríamos errores, nunca meteríamos la pata. Sí, eso es, un mundo perfecto. Todos contentos, todos felices, ¿qué más podríamos desear? Ah sí, que fuera realidad. Exacto, tendremos que aprender a convivir con ello amigos míos, es lo que hay, ¡ojalá se pudiera cambiar! Qué más quisiéramos, pero la raza humana está hecha para reír, disfrutar, amar (¿por qué no?), gozar, desear , y ¿cómo no? también para sufrir. Teniendo en cuenta que el sufrimiento forma parte de nuestra naturaleza, también estamos hechos para superarlo, así que ¿por qué nos emperramos en negarlo? Que si algo va mal, lo superaremos un día u otro, no hay más secreto. Antes, después... ¿Qué más da? Mientras intentes olvidar que estás mal todo irá bien, hasta que llegará el día en el que te habrás olvidado de ese problema que te corroía por dentro, olvidarás cual era el motivo de tu mal estar y empezarás a ser feliz una vez más.
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