Los mejores años de nuestras vidas, las mejores lunas salvo la mía. Tus manos traviesas nunca se olvidan, tu boca impaciente sobre mi piel. Siento dentro que se acaban mis días, no quiero leyendas de valentías ni medallas por cumplir mi deber. Te echo de menos ¿qué hago aquí? Sin ti no puedo. Le estoy dando a no sé quien los mejores años de nuestras vidas, me he emboscado en una misión suicida o esta puede ser la última vez. Que te hable, que te escriba, que llore que te diga que daría mi vida por morir a tu lado y gritarle al viento que fui un mal soldado. Extremadamente lejos de tus besos, intentando en mano cazar las estrellas con los dedos. Echando de menos tu cara, tu boca, tu pelo. Mirando al cielo implorando un tiempo muerto al dueño del universo para que escuche mis versos y me mande de regreso directo a la tierra del fuego, a tu cama en llamas con besos y me enveneno aquí sin ti. Extraño tu presencia que es miembro de tu esenencia, duele más tu ausencia que las balas del infierno, no puedo. ¿Qué hago aquí mirando al cielo a diez mil kilómetros de tus besos? Te echo de menos.
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