dimarts, 10 de gener del 2012
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Euforia, pasión, lujuria... eso es lo que sientes cuando ves a un chico guapo. En cambio, cuando le ves a él sientes algo diferente. Sientes que el mundo se derrite bajo tus pies dejando un rastro de placer mezclado con una pizca de dolor. Sientes que toda tu cabeza forma parte de un torbellino sin fin, sin salida... hasta que te equivocas. Sí, vale, ¿quién no ha errado? y ¿quién no ha perdonado cuando otros han errado? Pero el problema no es este, el problema está cuando has errado y te han perdonado infinitas veces. Llega un punto en el que las equivocaciones y perdones forman un cúmulo de cosas y una simple broma de mal gusto puede llegar a ser la gota que colmará el vaso. ¿Yo? Nunca he estado enamorada, escribo sobre lo que me han contado. Pero algo sí he vivido, y el fin de todo lo que he tenido ha sido por ejemplos claros como este. Me arrepiento de tantísimas cosas que he hecho... de tantísimas veces que he equivocado o perdonado... pero lo hecho está hecho, y ahora no hay vuelta atrás; pasado pisado, o eso dicen. Y la verdad es que me equivoqué contigo, ¿quién sabe qué pasó? Lo que tenía que ocurrir ocurrió, ya dijimos que intentar evitar cosas inevitables era trabajo de tontos. Pues ya está, ahora sigamos cada uno por nuestro camino y si por casualidad algún día nuestros caminos se cruzan... supongo que será digno de ver.
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