¡El amor mueve el mundo!

Vivo en un lugar salvaje. ¿Quién no ha sentido alguna vez la necesidad de correr, de romper con todo, de huir, de hacerse un ovillo él mismo y desear que el tiempo pase? En días me busco, en días me encuentro y en días me suicido. No me he movido pero no estoy donde estaba, quiero saber si soy de verdad o si me engaño. A veces camino solo, a veces la soledad me acompaña, a veces me río de mí, a veces la risa soy yo. A veces hablo pero no me escucho, a veces escucho pero no puedo hablar. A veces me callo y mi conciencia me escupe veneno a 50 céntimos la garrafa... y todo porque a veces quiero ser yo. Pero a veces me miro y entonces sufro; sí, sufro. Y mi corazón, hecho un papel y lapicero, escribe renglones desesperados. Mis ojos lloran en la arena, mi alma huye perseguida por mí mismo. Mi sangre acaricia la esperanza y al tocarla se hace costra. Busco mis manos para protegerme pero son de humo: humo podrido, desmembrado y yonkie. Y todo porque quiero ser yo, pero a veces me niego. A veces no sé quien soy, pero esta noche sí. Esta noche soy la responsable de vuestro silencio y vuestra lujuria. Esta noche soy una puta tarada y vosotros aún más por leerme. Y seguid tratándome de loca si os digo: ¡El amor mueve el mundo! ¿Y sabes otra cosa? Hay que viajar. Hay que viajar porque hay que descubrir mundo. Soy cada uno de los lugares en los que he estado, cada uno de los caminos que me quedan por recorrer, los puentes que dinamito cuando me marcho porque si tengo que volver ya volveré por otro lado. Soy un sueño en el que tengo una pesadilla por no poder soñar, soy lo que me hace llorar y cuando lloro soy yo: cada una de mis lágrimas. ¡Que soy los espasmos de una polla sin agujero y la tristeza de una paja a oscuras! Soy la resaca de un abstemio de besos, soy la lluvia y soy el charco. Soy la necesidad de que algún día el amor mueva el mundo, soy los
sentimientos que os acabo de arrancar ahora mismo.

Soy una puta tarada, y vosotros aún más por leerme.