dissabte, 3 de març del 2012
Nado entre la nada y su mitad, nado entre el concepto del ser o estar; y si soy lo que siento hoy siento que no estás. Y es que ya no hay lágrimas que valgan, ni misterios que cuidar. Sólo la miseria y la mísera certeza de que nunca nada será igual. Tengo el don de la oportunidad y la capacidad de echarte de menos cuando ya no estás. Pierdo por momentos la densidad, pierdo grados y efectividad. Ahora ya no lo entiendo, aquí no hay vuelta atrás. Y abrí los ojos para ver si aún estabas pero ya era tarde. Ya sólo queda una pared y algunos siglos para despertarme. Y si lo pienso ya lo sé, no muero en el intento pero salgo herido, suficientemente herido como para abrir los ojos y entender que no estabas ahí porque ya era tarde. Pero si lo pienso bien comprendo que sí que muero en el intento, que todo lo que tengo está merecido. Enserio que no puedo evitar pensar en todo, pensar que todo va a terminar siendo cenizas. Y si miro atrás no encuentro más que motivos para no quererte.
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