Sabemos que cuando el amor está prohibido, el dolor se siente; el sufrimiento es añadido porque no comprenden que el amor no entiende ni edades, ni reglas, ni razas, ni sexos. Y es que los horizontes del amor son tan extensos que a veces no hay más remedio que aprender a perder, y a aceptar sin más lo que el corazón decida hacer. Que mañana será igual que hoy y que ayer.
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