dijous, 22 de setembre del 2011
Me he perdido. La sociedad vive en videojuegos, en un periódico francés lo dejan claro. Somos americanos, ahora te entiendo. Mira que yo no soy mucho de sentirme perdida, solo voy mirando por donde voy pisando. Desde que cumplí años cojo autobuses dirección Móstoles, y a mi nada se me ha perdido en Móstoles. Y me cago de risa en los horarios, la gente, mi gente, saben hacer de intermediarios. Siempre estoy en esos sitios, en la misma altura de esa misma calle. Siempre bebo de la misma cerveza, siempre acabo en esta misma terapia. Me encantaría aprender a leerte esto, os tengo a todos en cuenta a cada palabra que escribo. Me pregunto por qué acaban los cigarros, este texto es infinito, mi texto lo es. Estas camareras morenas son muy majas, al igual que las otras. Por un rato te amo y te alcanzo, nunca estoy en mi casa, el móvil suena y me da igual. A mi los desconocidos no me han hecho nada y mira que el otro día me robaron la mochila. Los chistes malos descansan divertidos. Tengo ganas de cogerte la cara y decirte: Te quiero. Estoy un poco a tomar por culo la civilización, y sigo mentalmente debajo esta mesa. Me agarraré al primero que venga, somos las cosas que están ahí para nosotros; como las señales de tráfico; me identifico con los desprendimientos de montaña, la flecha recta y la rotonda, ¿tú? Mierda no paro de hablar de mi, bueno pero es que un poco todos tenemos gotas de sangre de un amigo en los abrigos, parecen pruebas del CSI. Esta casilla está construida a base de recuerdos, ladrillos y gris; y no estoy allí. ¿Qué pensamos? Fíjate en el momento, esconde, mira, fíjate en el escondite; la ruta es sencilla, no hay ruta. No vivir en el caos sería catastrófico, especulación, incertidumbre; no somos espirales. Quieres salir a ver el mundo en el que vives, ¿te suena de algo ilusión óptica?
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