divendres, 14 d’octubre del 2011
Abres un ojo y poco a poco comienzas a tomar conciencia: la almohada, la mesilla, un reloj, fotos tuyas con las personas que más quieres en la pared, tu pared verde, el dormitorio, su casa, su hipoteca; pero tu mundo, al que quieres comerte. Ahora sabes, aunque no quieras, que lo de atrás era un sueño, que no eres ninguna modelo con melena rubia hasta media espalda ni mucho menos conseguiste que el príncipe te rescatara del torreón más alto del castillo. Aún y así te resistes a creer que aquello no existiera. Parecía todo tan real. Abriste el ojo justo antes de acceder a la cama de un galán del que ni siquiera recuerdas la cara. Justo antes del beso, del roce, te levantas, desayunas, una ducha y al colegio. S ales, montas en ese coche verde y pequeño y llegas, pero hoy no buscas aprender. Hoy no.
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