dimarts, 31 de gener del 2012

Te busco cada noche entre las sábanas, me cuesta tanto conciliar el sueño... finjo que estás aquí, que eres un cojín. Sólo me queda el consuelo de que aparezcas en mis sueños, que encuentres un camino para estar a mi lado. No hay nada que me pese más que tu ausencia, no hay vacío más grande que el que tu no cubres. Y es que te echo de menos con tanta fuerza que mi vida se tuerce cuando no la puedo compartir contigo. Todo evoca tu recuerdo y me paso el día imaginando que volveré a verte. Te echo de menos cuando no estás conmigo, cuando no estás aquí; hasta te echo de menos cuando sí estás conmigo, cuando estás aquí. Me muerdo las uñas, me tiemblan los pies, me toco el pelo y te miro a los ojos. Tú suspiras y fijas los ojos a la pared. Te puede parecer una mentira pero eres espectacular; como hablas, como caminas, como ríes, como me quieres... Y es que no tengo valor para decirte que tienes los ojos más preciosos, los labios más carnosos y el cuerpo más trepidante del mundo. Me levanto, me acerco y me siento a tu lado, y pido a gritos valor para hablar. Me encojo de hombros y pongo esa cara de pena que, a veces, te deja el corazón robado y parece que te gusta, me miras y sonríes. Después el tiempo se para, se encienden los colores, acercas tus labios y me llenas de besos. Te cojo de la cintura, recorro tu cuerpo y me susurras al oído: "te quiero".

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada