dilluns, 6 de febrer del 2012

Me lías, un día dices blanco y el siguiente cambias a negro. No sabes cómo odio la facilidad con la que cambias de opinión. Y es que si seguimos así pasarás del amor al odio en un mísero segundo, y eso es algo que ni tú ni yo queremos, ya que acabamos de prometer un siempre por parte de los dos. Este siempre ha atado nuestras personalidades para el resto de nuestras vidas, y ahora no hay vuelta atrás; lo prometido es deuda, dijo alguien algún día. Así que, pido perdón por adelantado a todos los desastres que iré causando a lo largo de nuestra eterna historia. Pido perdón por no callar nunca, por querer tener siempre la razón en todo y por estar la mayoría del tiempo a la defensiva. También pido perdón de parte de mi orgullo, porque sé que es algo que debo cambiar pero me vence día tras día, y eso a veces hace perder oportunidades. Y si me disculpo por todas esas cosas, supongo que también me tendré que disculpar por quererte más que a nada y a nadie en este mundo, por no saber las razones de este amor que cómo tu bien dices me trae loca perdida. Debo pedir perdón por anhelar pasar cada segundo de mi vida a tu lado, y querer vivirlo cómo si fuera el último. Tendré que pedir perdón por no saber pedir ayuda y enfadarme al no recibirla, supongo que eso es algo que también debo cambiar. ¡Y pediré perdón al cielo y de rodillas si hace falta para que todo sea exactamente igual que antes, ya que sería imposible el simple hecho de imaginarse algo mejor! Y es que si pudiera pediría perdón, sabes que tragaría mil toneladas de orgullo hasta acabar con él con tal de volver a sentir lo que sentimos ese día, y también sabes que eso es algo que no haría por cualquiera. La verdad es que sólo lo haría por ti, porque me importas, porque eres lo importante de mi vida, eres esa razón por la que la gente sonríe, y ahora no estoy hablando sólo de mi, estoy hablando de cada una de las personas de este insignificante mundo llamado Tierra. Porque gracias a ti el mundo es cómo es, la gente normal aporta granos de arena y en cambio tú aportas dunas y más dunas del desierto más lejano para conseguir una mísera sonrisa de alguien a quien ni conoces. Y también sabes que, por mucho que digan o que incluso yo pueda decir, eres genial, y por eso rechazaría todo el oro del mundo sin pensarlo ni una milésima de segundo si eso me garantizara, aunque fuera un simple cero coma uno por ciento, que estarías a mi lado el resto de mi vida. Y eso, básicamente que te quiero por encima de cualquier obstáculo que se pueda interponer en el camino que me lleva hasta tu cuerpo.

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