dimarts, 1 de maig del 2012

corazón a prueba de balas

 ¡Quieto parao! Ya no quiero que te arrimes, hace demasiado que te conozco como para que me sigas amaneciendo desbocado. Mejor olvídame, yo me quedaré aquí; a tender mi pena al sol. Más tarde coseré te quieros en un papel y barreré el amor para después esconderlo bajo la alfombra, será que no quiero que desaparezca del todo...
 Cuando no esté recuerda que fui yo quien curó las heridas que te causaron las noches mal dormidas, llené tu habitación de flores sin espinas. Me confesaste que querías arrancar un camión sin frenos, pero el sol quemeba el volante. Te asustaste porque me retumbaba el pecho, pero tranqui, era mi corazón malparado, que aún se erguía cuando oía tu voz. ¿Pero qué le pasa ahora que ya no sale a volar? Se volvió loco cuando se empezó a asomar el sol. Que me enamoraste, porque aunque no formábamos parte ni siquiera del mismo colchón seguíamos siendo uno y no nos importó. Hasta que juraste "nos querremos más que nadie para que no corra ni el aire entre tú y yo", ese momento hizo que me empezara a faltar el calor. Le hice una promesa al colchón y forré mi corazón, ahora mis entrañas estaban alicatadas y protegidas por una coraza, nada ni nadie podría superarlo, ni siquiera él.
 Amaneció, le vi irse sonriendo, él no sabía que no volvería. Me asomé al balcón y se giró, llevaba lo mismo que anoche pero ahora despeinado, con la bragueta abierta y la camisa del revés; decía adiós con la mano y yo decía adiós con mi corazón alicatado.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada